De Soto tengo un buen recuerdo porque fue el primero que me sacó a jugar al fútbol.
En este partido yo estaba lesionado en el tobillo derecho y Soto me preguntó:
¿Cardona puedes salir a jugar?
Le dije: sí, sí, claro que puedo.
Y él, ¿seguro?,
sí, sí, que puedo.
Me dice, sal un momento fuera, al campo, pega cuatro balonazos y te aseguras bien.
Salí fuera, al campo, me vendé el tobillo, bien vendadico, y me dice: ¿qué? ¿cómo vas?
Digo: muy bien, muy bien, oye, fabuloso.
No era verdad, me molestaba el tobillo, me dolía un poco, pero claro, era mi primer partido y yo tenía unas ganas locas por jugar. La ilusión era brutal y no me pude resistir, ni por ese foco de dolor, ni por esa molestia, y es lo que recuerdo de ese partido.